En el último día del pasado mercado invernal el Milan vendió a Krzystof Piatek al Hertha Berlín por poco más de 24 millones de euros, en lo que ha representado el final de una relación que se presupuestaba sería de algunos años y, por sobre todas las cosas, se esperaba que fuese un golpe de efecto para la posteridad del conjunto rossonero. Pero las cosas no han sido así. Tras apenas 12 meses después de haber llegado, el delantero polaco abandona Casa Milan dejando una notoria sensación de haberlo hecho por la puerta de atrás.
¿Cómo ha pasado esto? Una vez más, hemos comprado la ilusión de un jugador que no ha podido cargar con el peso de las expectativas. Si hay que sincerarse, rompe el corazón cada vez que una cosa como esta sucede; el deseo insaciable de mayor y mejor espectáculo dentro del mundo del fútbol genera esa permanente búsqueda del nuevo ídolo. Obviando las odiosas reencarnaciones -que esas sí son un fiasco por el estándar de calidad impuesto-, siempre genera gran satisfacción tener la lista propia de scouting para cada posición del juego. La primera mitad de temporada que se hizo Piatek cuando vestía la camiseta del equipo de la zona portuaria fue de locos, y en ningún momento descabellada se hizo su transacción por 35 millones de euros.
¿Cómo ha pasado esto? Una vez más, hemos comprado la ilusión de un jugador que no ha podido cargar con el peso de las expectativas. Si hay que sincerarse, rompe el corazón cada vez que una cosa como esta sucede; el deseo insaciable de mayor y mejor espectáculo dentro del mundo del fútbol genera esa permanente búsqueda del nuevo ídolo. Obviando las odiosas reencarnaciones -que esas sí son un fiasco por el estándar de calidad impuesto-, siempre genera gran satisfacción tener la lista propia de scouting para cada posición del juego. La primera mitad de temporada que se hizo Piatek cuando vestía la camiseta del equipo de la zona portuaria fue de locos, y en ningún momento descabellada se hizo su transacción por 35 millones de euros.
Pasaron los 18 partidos posteriores a la llegada de Krzystof al histórico caído del calcio y parecía que se amortizaría el fichaje en poco tiempo: nueve goles de los cuales seis fueron en los primeros siete encuentros con el nuevo club y una asistencia. No fueron malos números tomando en cuenta que la temporada 2018/19 terminó con 22 goles en liga para la nueva sensación del barrio. Había argumentos para mantener las esperanzas en quien seguramente tomaría el ''9'' del Milan de cara a la campaña siguiente. Muchísima expectación por lo que con mayor constancia podrían lograr juntos. Aunque vale recordar que, ciertamente, hubo una sequía de goles muy grande entre el penúltimo y último tanto en liga. Cinco partidos. Cinco encuentros que se traducen en 450 minutos sin ver puerta.
Esto hubiese sido una alarma de no ser por el hecho de que en el Genoa estuvo un lapso de tiempo similar sin estar en armonía con el gol, pero una vez superado pudo hacer cuatro antes del invierno. De igual forma, ver portería nueve veces solo media temporada con el Milan de nuestros días es una marca destacada por solo decir algo. El problema es que ya entrada la temporada 2019/20 el delantero sufrió una enorme involución en su nivel y ritmo de juego; teorías muchas hay respecto a ello, pero no es un secreto que la idea del juego de Stefano Pioli terminó por lastrar las aspiraciones de este futbolista por seguir figurando.
Por los perfiles de jugadores que a lo largo de la primera mitad de la presente campaña los rossoneri han utilizado en el centro del campo, el delantero más adelantado del equipo deberá tener capacidad de arrancar de mucho más atrás y no solamente para romper los fuera de juego planteados por la defensa rival. Un '9' más asociativo que definidor es lo que necesita este equipo si quiere desarrollar la idea de juego de su estratega de forma eficiente. Y Krzysztof dista mucho de tener esas características; es un delantero más de referencia arriba, que con su físico está dentro del área para complicar marcas con su físico y sus inesperados recursos para resolver jugadas... un estilo de delantero ideal, pero para equipos con mejores argumentos defensivos/ofensivos en la zona medular.
Aunque en su momento la llegada de Rafael Leao no parecía representar mayores contratiempos para la continuidad de Piatek, el portugués fue ganando la pulsada como único referente arriba por generar otro tipo de ventajas arriba debido a su capacidad de velocidad y regate. Un jugador mucho más adecuado para lo que está buscando gestionar el director técnico... pero si a todo ello se le agrega el hecho de que volviese Ibrahimovic y finalmente se le encontró utilidad a Ante Rebic después de una primera mitad en el ostracismo, se veía bastante claro que la carrera del polaco en territorio milanista estaba condenada a fracasar y terminar mucho antes de lo que cualquiera se hubiese podido imaginar.
De todas formas sería injusto terminar aquí aseverando que este flop se debe únicamente a caprichos del entrenador. Al final del día el bajo rendimiento frente a puerta así una notoria ausencia en el engranaje futbolístico del Milan terminaron convirtiendo a nuestro protagonista de salvador a fiasco, todo esto en menos de 12 meses. Pocos goles y una notoria pérdida económica la negociación de su ficha serán los principales recuerdos que queden de este futbolista en la memoria colectiva de un equipo muy lastimado recientemente, que ni siquiera consuelo podrá encontrar de aquellas noches que coreaba los disparos salientes del arma de Krzysztof cada vez que celebraba un gol.
Hoy en los banquillos del conjunto de la capital alemana sigue manteniendo su intermitencia, propio aún de la adaptación a su nuevo equipo y tal vez por la falta de ritmo gracias a la pandemia. Por juventud e idiosincrasia de la liga aún tenemos posibilidades de ver a la mejor versión de este delantero, pero un sinsabor grande genera queda en el paladar al pensar en el hecho de que si finalmente llega a florecer su talento, no será donde todos lo hubíesemos esperado. Aunque tal vez los equivocados fuimos nosotros en pensar que esa relación duraría mucho. Los goles nunca terminan siendo muestras realmente tangibles de afecto si no hay constancia; sirven para ilusionar y alegrar, pero sin una muestra constante solo nos quedan amoríos pasajeros.