Cambiando actitudes


Recuerdo mis años donde pasaba las tardes escuchando a Don Dino despotricar de forma visceral contra absolutamente todos, principalmente con los árbitros. Más que participar, me iluminaba con todas las definiciones que brindaba mi enfadado amigo durante la media hora que duraba el programa, cargándose principalmente en aquellos que impartían justicia durante los encuentros de cualquier fase en la Champions. Jamás podría negar que todo ello me permitió desarrollar un criterio bastante personal sobre los mismos, quienes en pocas palabras me permito definir rápidamente como la personificación más fehaciente del ser humano dentro de la cancha: lleno de errores, aciertos que no son valorados e inseguridad que termina usándose como escudo para toda decisión.

Buscándose en cualquier referencia escrita que exista del fútbol, todos coinciden que siempre se termina responsabilizando al árbitro de las cosas que se susciten durante los partidos, inclusive cuando las fallas son cometidas por los otros protagonistas. Si el equipo juega bien o no, también se le carga de culpa al central. Aunque se hace muy evidente que no es el escenario ideal para quien busca desempeñar esa función, se ha vuelto una costumbre histórica. Tanta e innecesaria -a veces- importancia se le ha dado al fútbol que cualquier desliz termina por acabar con la temporada de cualquier institución, hasta puede hacerlo con los trabajos de quienes ocupan los banquillos. Y no, mi intención no es sentarme acá a defender a los árbitros ya que como ustedes he saboreado aquel amargo sabor de la hiel combinada con la impotencia de ver a tu equipo sucumbir por fallos del mismo.

Sin embargo, no podemos olvidar que el fútbol tiene códigos únicos. Siempre fluido, acelerado, impredecible, que siempre abre posibilidades a la suspicacia por las mil y un ocasiones en que hay jugadas polémicas. Esa polémica alimenta al fútbol; brinda sustento a las discusiones en cafés, bares, la calle y obviamente es el día a día de los programas en las distintas plataformas que la multimedia nos ofrece. ‘’Con la ayuda del árbitro cualquiera puede ganar’’ o esas frases contra los aficionados del Real Madrid y Barcelona cada vez que ganan forman parte de la idiosincrasia de este deporte, de la forma en la cual todos lo vivimos. Ciertamente es una mentalidad que deja muy mal parado al juez del centro, pero no podemos obviar el hecho que no podemos vivir este juego sin que exista la incertidumbre.

A todas estas aristas de la cultura se enfrenta el VAR. Este asistente solo se puede utilizar en jugadas de gol, fueras de juego, tarjetas rojas e identificación de jugadores siendo los miembros del cuerpo arbitral únicos autorizados para solicitar su uso durante los partidos. Pero al final, ¿de qué sirve la tecnología si de todas formas el criterio arbitral va a predominar sobre la toma de decisiones? Es obvio que ofrece un soporte muy valioso para aclarar cualquier clase de duda que los jueces tomen sobre sus propias impresiones, pero es un arma de doble filo ya que queda entonces mucha más documentación de aquellas polémicas decisiones. Para nada sirve tener tecnología de punta si no se sabe cómo utilizarla de manera óptima y eficiente en pos de los objetivos que tiene.

Pero lo que más me incomoda de la idea del vídeo-arbitraje es la imagen de este texto. ¿No les parece anormal ver a un árbitro de fútbol parado frente a una pantalla? Ralentizamos cada vez más el fútbol élite para que pueda ser manejable en muchos aspectos. Y, si nos vamos más a fondo, estaremos perdiendo esa libertad movimiento que tienen los de pantalones cortos cuando llegan las jugadas a balón parado; siempre se cometen los famosos penales que no se pitan por los forcejeos o los amagues de algunos, pero ya se irán reduciendo por la posibilidad de que sean valorados como penales o expulsiones. Les quieren hacer cambiar, modificar su actitud dentro de las áreas. Le estamos quitando mucho a la pelota implementando esto, claro, pero como los protagonistas de todo esto tienen contratos importantes con televisoras o empresas que distribuyen el equipo necesario entonces es bueno. 
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